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Média de Avaliação
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Es difícil encontrar lugares donde realmente se haga comida casera y si además la hacen bien pues hay que anotarlos en la lista buena y pasarse de vez en cuando y, si es posible, con frecuencia. Puede parecer un local anodino, incluso triste por culpa de esos tonos grises en las paredes y esos azulejos blancos que parecen emular la pretendida higiene hospitalaria. Hasta aquí no parece muy apetecible pero cuando has pasado, varias veces, por delante de ese ventanal donde muestran esas migas de inusual lozanía pues acabas entrando y pidiendo una ración. Y después de la ración de migas pides una de oreja y no sabes sentenciar cual de las dos está mejor. Y a siguiente día pruebas las albóndigas y la empanada. Y todo sigue estando buenísimo. Y cuando llegas a los postres y te llevas la tarta de queso pues vuelves al siguiente día a por mas. Y los niños te lo agradecen. Y tu también te lo agradeces.