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Vistas inmejorables de Segovia y las montañas nevadas. El parador es espectacular, amplio y con vistas en las habitaciones, cafetería y restaurante. Las habitaciones están reformadas y son cómodas y espaciosas (solemos ir a dobles superiores, pero la estándar está muy bien, salvo que tenía sillón solo para uno). La piscina cubierta un lujo para relajarse (conviene ir en cuanto la abren por la tarde, a las 17, antes de que se llene de niños). El restaurante muy bueno. Increíble que el cochinillo esté a la altura de cualquier buen restaurante segoviano. El servicio de cafetería de los más atentos y con más personal de Paradores, y se agradece que reserven una zona por la noche para cenas de cafetería. El único punto negativo es que pedimos el desayuno en la habitación a las 10 y nos llegó completamente frío a las 10:30, después de insistir en recepción. Parece como si se hubiera preparado a tiempo pero se hubieran olvidado de subirlo, aunque suponemos que será un fallo puntual que no empañó nuestra estancia. Decir que nos ha gustado tanto que ya hemos reservado para disfrutar en verano de la terraza de la habitación y la piscina exterior.