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Es bastante caro para lo que es. Pedimos una ración de pimientos, otra de pinchitos, otra de puntillas y otra de calamares a la romana. Si en eso ya te clavan, en los helados y el café es un auténtico atraco. Tardaron muchísimo en sacarnos los pinchitos, después de recordárselo un par de veces. Te leen la carta de seguido en lugar de dejarte hacer foto o darte un código QR para descargarla, como hacen en cualquier sitio. La cuenta fue de 60€ por comer cuatro tonterías. Por mucho que esté en la playa, no pueden poner unos precios tan altos para las raciones que tienen, que no son otra cosa que frituras. No creo que vuelva a pesar de que la comida no era mala. Eso sí, en la presentación deja bastante que desear. En lugar de sacar un plato de puntillas sólo con las puntillas, no les costaría mucho poner unos pocos pimientos de padrón o algo que le dé color, además de acompañar. Ganaría bastante el plato y no solo en aspecto.