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Restaurante situado en el poligono de Can Salvatella, en una antigua masia muy bien rehabilitada, con un pequeño aparcamiento privado y una amplia terraza exterior . No disponen de menú del día, tienen una carta con pocos pero suficientes y una bodega a precios muy asequibles. En definitiva no parece el clàsico restaurante de poligono (con todos mis respetos a estos lugares) Compartimos un plato de esparragos cojonudos, croquetas y unas anchoas. De segundo, pollo al horno y butifarras blanca y negra a la brasa,excelentes. De postres tartas de santiago. Café i xupitos. Todo estuvo sensacional y el precio muy correcto para la calidad de los platos, sencilos pero bien definidos