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★
Un auténtico desastre. Ya de entrada era evidente la suciedad del lugar; suelo, lavabos, tapetes de la mesa e incluso algún plato. Pero, en fin, quizás por vergüenza decidimos quedarnos. Sobre la comida habría que decir que: El confit de pato con foie eran alitas secas de pato sin foie. El Txangurro al horno estaba quemado, no sabía a txangurro (quizás ni siquiera lo tenía) y era imposible averiguar de qué estaba hecho el relleno. El rape al horno estaba seco y las anchoas del Cantábrico eran de las latas más baratas del supermercado más ínfimo. Si añadimos a esto que los precios son estratosféricos, ¿Qué más se puede decir de este restaurante? Una experiencia penosa, francamente. Las vistas muy bonitas, eso sí.