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Média de Avaliação
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Restaurante que en su día fue referencia en calidad y buen hacer dentro del segmento de restaurantes de gama media en el interior de Gipuzkoa, lleva un tiempo siguiendo un camino descendente que les va a llevar al cierre a medio plazo. Nuestra última experiencia. Fuimos dos adultos con dos niños de 6 y 1 año. Lo primero que nos dicen al llegar: no podéis comer en el piso de arriba la zona noble del caserío , sino en la de abajo, puesto que la de arriba está reservado a familias sin niños y a celebraciones. Al final, tras insistir mucho, nos dejan instalarnos en el piso de arriba. Tras unos minutos, vemos que al piso de arriba sube un grupito de 3-4 adultos y 3 niños y se instala en una de las mesas. Se trataría de una de esas celebraciones que comentaba la camarera... Pasando al apartado culinario, qué decir más que nos sentimos profundamente engañados. De primero, para compartir, una ensalada de txangurro 13,20 € consistente en cuatro hojas de variedad de lechugas y una bolita de pasta de txangurro muy pobre en sus ingredientes y ejecución. Pero lo peor vino con los segundos: mi mujer pidió una brocheta de solimillo 14,74 € , correcta sin más, y yo pedí el que probablemente sea el peor pollo asado de caserío ?????? que he comido en mi vida: cuatro trozos pequeños de pollo, preparado hace días y recalentado en el momento de servir, en parte quemado, con más sabor a carbonilla que a pollo, al increíble precio de 14,19 €. Una verdadera tomadura de pelo. A evitar hasta que cambien de rumbo.