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Média de Avaliação
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viajar en el tiempo para visitar a algunos amigos. Pasamos por la puerta de madera y vidrio y accedemos al interior de la granja. media docena de mesas redondas y silloncitos estilo art déco invitado a conformarse y tomar un refresco. una habitación a la izquierda llena de ángeles y enseres celestiales, a la derecha una acogedora bar-chocolatry que parecía rescatada de otro tiempo. Fuimos pere recibidos que a pesar de estar muy ocupado con los preparativos para una boda era amable y paciente. Nos ofreció la posibilidad de acomodarnos en una de las muchas habitaciones disponibles para la casa de campo, explicó la historia del lugar, nos mostró rincones acogedores, peculiaridades de la construcción y ofreció satisfacer cualquier curiosidad que nos gustaría. tanto fue la devoción del anfitrión que nos concedió el privilegio de probar una deliciosa salsa de rosa hecha expresamente para la ocasión porque no estaba en el menú. por cierto, el delicioso y abundante menú. perfecto para vegetarianos buscando platos hechos con camarera. el precio era muy contento, nos pareció un regalo por las cuatro horas que estábamos habitando la masa. la experiencia de viajar así se queda, ascendiendo a través de esas escaleras milenarias, pasando por puertas históricas, alojándose en una pequeña plaza para navegar por su biblioteca o pasear por los jardines admirando las esculturas que atesoras. Soy un monstruo de cosas viejas y sensaciones. buffets, vestuarios, librerías, espejos querubines, candelabros, pedestales, consolas, mensulas, vitrines, ángeles, lienzos, alfombras, suelos hidráulicos, festejadores, espiadores, porches, hardware, ángeles, ángeles, ángeles, ángeles. cada objeto, cada esquina te dijo algo de sensación. Gracias por una experiencia tan gratificante, gracias por dejarnos pasar una tarde en tu casa, entre ángeles. y un pelo rojo de hadas y una sonrisa encantadora.